Dichoso el marido de una mujer buena; se doblarán los años de su vida. La mujer hacendosa hace prosperar al marido; Él cumplirá sus días en paz. El encanto de la mujer alegra a su esposo, y si es sensata, lo hace prosperar. Una mujer discreta es un regalo del Señor; una persona educada no tiene precio. Una mujer modesta es el mayor encanto; nada vale tanto como una mujer reservada. Como el sol que brilla en lo alto del cielo, así es la mujer hermosa en un hogar bien cuidado.
Eclesiástico 26, 1-4.13-16
Pastoral Familiar Diócesis de San Sebastián2019-05-21T10:41:15+02:0004-02-2015|Categorías: El Sacramento del Matrimonio|Etiquetas: Textos bíblicos|